Costillas de cerdo a la cazuela
Sunny Lee es una chef de Brooklyn que ha trabajado en Blue Hill, Eleven Madison Park, Estela, Battersby e Insa. Cuando no está colaborando con Serious Eats, trabaja como chef privada autónoma. Sunny estudió en el Culinary Institute of America.
El mejor remedio para el cansancio que aparece durante los largos inviernos es un humeante cuenco de arroz y un dolsot de gamja-tang, un guiso picante de huesos de cerdo, espesado con patata y semillas de perilla trituradas, coronado con cebolletas en rodajas, chiles frescos y hojas de perilla arrancadas. También es un plato que muestra el sabor y la utilidad del kkaennip, o perilla, que es un ingrediente definitorio de la cocina coreana. A menudo mal traducido como “sésamo silvestre”, las semillas machacadas de la perilla tienen un sabor a nuez y son ligeramente amargas; se suelen utilizar como espesante en sopas y guisos, y sus hojas frescas se emplean como guarnición refrescante para cortar la untuosidad grasa de la carne.
El gamja-tang se suele preparar con huesos de cuello de cerdo, fáciles de encontrar en supermercados y carnicerías, pero yo he optado por utilizar costillas de cerdo para mi versión. Para que el proceso de dorado sea más eficiente, dora costillas de cerdo cortadas en porciones de 5 o 6 costillas y luego las corto en trozos individuales después de que se hayan dorado y reposado un poco. Las costillas individuales son un poco más fáciles de manejar mientras se comen y, a diferencia de los huesos del cuello, no necesitan escaldarse. Si no puede encontrar costillas de cerdo, también puede utilizar paletilla de cerdo deshuesada, aunque le recomiendo que utilice aproximadamente tres cuartas partes de la cantidad de paletilla deshuesada: un kilo y medio de paletilla de cerdo, cortada en trozos de cinco centímetros, en lugar de los dos kilos de costillas de cerdo que se piden en la receta.
Costillas de cerdo al vapor con pasta de judías fermentadas
Esta guarnición sureña es perfecta. Sólo lleva 4 ingredientes, es económico y rápido de preparar. Las patatas guisadas son sanas y, naturalmente, no contienen gluten. Este plato reconfortante le calentará los huesos en una fría noche de invierno.
Las patatas guisadas son una versión espesa y con trozos del puré de patatas. Son trozos de patata hervidos blandos y servidos con agua espesa y almidonada, como un guiso. Como usamos patatas frescas, un poco de mantequilla, sal y pimienta, esta guarnición te resultará acogedora y sana.
Puedes utilizar cualquier patata que tengas a mano. Algunas patatas son más cerosas o almidonadas que otras, pero cualquiera sirve. La opción clásica para esta antigua receta sureña son las patatas Russet, ¡que es justo lo que yo utilicé!
1.) Hervir las patatas en agua suficiente para que queden cubiertas, pero no tanta como para que se queden blandas. El agua debe ser suficiente para que todas las patatas hiervan blandas y desprendan suficiente almidón para espesar el agua.
2.) El tamaño de los trozos de patata depende de ti. Como quieres que este guiso tenga algo de sabor (no un bol de papilla), debes asegurarte de no cocer demasiado las patatas. Yo recomiendo cortar los trozos un poco grandes. Así, cuando las patatas se cocinen y los bordes se ablanden, no se desintegrarán por completo.
Estofado de costilla
Las temperaturas del horno son para horno convencional; si se utiliza ventilador forzado (convección), reduzca la temperatura 20˚C. | Utilizamos cucharadas y tazas australianas: 1 cucharadita equivale a 5 ml; 1 cucharada equivale a 20 ml; 1 taza equivale a 250 ml. | Todas las hierbas son frescas (a menos que se especifique lo contrario) y las tazas están ligeramente envasadas. | Todas las verduras son de tamaño medio y están peladas, salvo que se especifique lo contrario. | Todos los huevos son de 55-60 g, a menos que se especifique.
Para hacer las costillas, poner el azúcar, la salsa de soja y el zumo de naranja en un cazo a fuego lento y remover hasta que se disuelva el azúcar. Retirar del fuego, añadir la canela y el clavo y dejar enfriar. Colocar las costillas en un bol grande poco profundo y untarlas con la marinada. Tapar y refrigerar durante al menos 2 horas o toda la noche.
Precalentar el horno a 170°C. Colocar las costillas y la marinada en una bandeja de horno forrada con papel de hornear. Cubrir con papel de aluminio y hornear durante 40 minutos. Retirar el papel de aluminio, subir la temperatura a 190°C y cocer otros 20 minutos o hasta que las costillas estén doradas y pegajosas. Cortar las costillas en 8 trozos. Reservar y mantener calientes.
Mientras tanto, calentar el aceite en una sartén grande a fuego medio. Añadir las cebollas y el ajo, y cocinar durante 3 minutos o hasta que estén dorados. Añada el ají panca y la pasta de tomate, y cocine durante un minuto más. Añadir la chicha de jora, las patatas, la papa seca y el caldo, y cocinar durante 45 minutos o hasta que las patatas estén tiernas; añadir más agua si es necesario.
Estofado de costillas de cerdo y judías
¡¡¡Hola a todos!!! Hoy voy a preparar unas deliciosas y sencillas Patatas guisadas con costillas adobadas. En casa, haga el tiempo que haga, no renunciamos a los buenos platos de cuchara en todo el año, nos encantan y por eso soy tan aficionada a los buenos guisos como este que os voy a explicar en este post.
Esta receta de patatas guisadas es un plato típico de Ávila, aunque están muy extendidas por toda la geografía española, yo las como desde pequeña y la verdad es que cada día me gustan más.
Así que aprovechando que el otro día mi marido me preguntó ¿cuándo vas a preparar esas patatas con costilla que me prometiste el otro día? Se me encendió la bombilla y me dije esta receta no puede faltar en mi blog de cocina. Et voila, aquí la tenéis para que la disfrutéis con un buen pan.
¡¡¡Hola a todos!!! Hoy voy a preparar unas deliciosas y sencillas Patatas guisadas con costillas adobadas. En casa, haga el tiempo que haga, no renunciamos a los buenos platos de cuchara en todo el año, nos encantan y por eso soy tan aficionada a los buenos guisos como este que os voy a explicar en este post.